Son todas las que me quedaron.
Natus me la han aprobado por los pelos.
¡¡¡Y he trabajado!!!
El día que me dieron las notas llegué a casa muy triste, no por que me fueran a reñir (auqnue también) sino porque me parecia tonto a mí mismo. Mientras iba al coche en el que mi padre me esperaba sentía que la mochila me pesaba más de lo mucho que pesa. Imaginaba que le decía (como una compañera iba presumiendo que haría) "La nota más baja ha sido un notable" y veía en la cara de mi padre la satisfacción. Pero yo no podía decirle eso...
Mi madre me esperaba sonriendo y no me preguntó nada. Escuchó mis añoranzas por no tener una fiestecilla el último día antes de la Navidad: ni paje, ni Belén, ni amigo invisible... y luego me dijo:
- Es que ya eres grande.
Y yo le respondí que preferiría no serlo.
- Bueno, tiene sus ventajas... -Respondió ella.
- He suspendido muchas...
Ella sonrió y me miró fugaz mientras metía los platos sucios en el lavavajillas.
- Lo sé, ayer tu tutora me llamó para decirme lo mucho que habías trabajado y el interés que tenías. Me hizo feliz...
- Pero he suspendido...
-¡Qué va! Has sacado malas notas en lo que no importa y buenísimas en lo verdaderamente importante
Yo no pude dejar de llorar y repetir que habia suspendido. Ella me escuchaba en silencio pero muy atenta a lo que le decía.
- Y me enviarán a refuerzo -me quejé amargamente.
- Eso no es nada malo...
- ¿Que no? Ahí van los que son tontos y los que se portan fatal.
Ahí mis padres me hablaron de la dislexia y me dijeron que les parecía que mis problemas podían deberse a eso.
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